El dolor de nuestra Madre por lo que sufren sus hijos

Por qué llora nuestra Madre.

…Había visto llorar a mi Madre Celestial, y habiéndole preguntado: “Mamá, ¿por qué lloras?”, me ha dicho: “Hija mía, ¿cómo no debo llorar, si el fuego de la Justicia divina quisiera destruir todo? El fuego de las culpas devora todo el bien de las almas y el fuego de la Justicia quiere destruir todo lo que pertenece a las criaturas; y al ver que el fuego corre, lloro. Por eso, reza, reza”. (12°, 18-9-1917)

Una sola Voluntad animaba a Jesús y a María: sus vidas eran una sola

María pudo concebir a Jesús y darle la Vida porque Ella tenía la Voluntad Divina.

“Hija mía, mi Querer contiene todo y quien lo posee puede darme todo. Mi Voluntad fue todo para Mí: Me concibió, Me formó, Me hizo crecer y Me hizo nacer. Si mi Mamá contribuyó dándome la sangre, pudo hacerlo porque mi Voluntad, absorbida por Ella, la contenía. Si no hubiese tenido mi Querer, no habría podido contribuir a formar mi Humanidad, de manera que mi Voluntad directa y mi Voluntad absorbida en mi Madre Me dieron la Vida. Lo humano no tenía poder sobre Mí para darme nada, sino sólo el Querer Divino con su aliento Me alimentó y Me dio a luz.

El amor de María supera el de todas las criaturas juntas

El “te amo” infinito entre Jesús y María.

Estaba meditando cuando la Mamá Reina daba el pecho al niño Jesús. Decía para mí: “¿Qué pasaría en ese acto entre la Stma. Madre y el pequeño Jesús?” En ese momento sentí que se movía en mi interior y que me decía: “Hija mía, cuando mamaba la leche al pecho de mi dulcísima Madre, juntamente con la leche mamaba el amor de su corazón, y era más amor que leche lo que mamaba; y sintiendo que en el acto de mamar me decía: «Te amo, te amo, oh Hijo», Yo le repetía a Ella: «Te amo, te amo, oh Mamá». Y no estaba solo en ésto; diciéndole “te amo”, el Padre y el Espíritu Santo, la Creación entera, los Angeles, los Santos, las estrellas, el sol, las gotas de agua, las plantas, las flores, los granitos de arena, todas las cosas corrían junto con mi “te amo” y repetían: «Te amamos, te amamos, oh Madre de nuestro Dios, en el amor de nuestro Creador».

Preparación a la Comunión con la Reina del Cielo

De los Escritos de Luisa Piccarreta “la Pequeña Hija de la Divina Voluntad”:

Madre Celestial, vengo a tus rodillas maternas para pedirte ayuda y piedad. Oye, Mamá dulcísima, esta mañana quiero ir a recibir a Jesús en la Eucaristía, pero me veo tan indigna, tan llena de miserias y de frialdad, que me siento temblar. Mi pequeña alma está herida por tantas culpas; densas tinieblas me rodean; ¿cómo voy a poder ir a Jesús? ¡Oh, cuando venga a mí quedará horrorizado al ver mis tantos pecados! Y si su Amor, a pesar de todo, Lo obliga a tomar posesión de mi pobre corazón, El no será felíz, ni hallará en mí sus gozos divinos, porque no se sentirá recompensado de la larga espera de toda la noche, durante la cual ha suspirado el instante en que poder unirse con su mísera criatura.

La Resurrección de Jesús es símbolo de las almas que formarán la santidad en su Querer

De los Escritos de Luisa Piccarreta “la Pequeña Hija de la Divina Voluntad”:

Por un poco he visto a mi adorable Jesús en el acto de su Resurrección, con un rostro tan resplandeciente que no se compara con ningún otro resplandor, y me parecía que la Stma. Humanidad de Nuestro Señor, aunque era carne viva, era resplandeciente y transparente, de forma que se veía claramente su Divinidad unida a su Humanidad.

La recíproca bendición que se dieron Jesús y María para dar comienzo a la Pasión, como una nueva Creación

De los Escritos de Luisa Piccarreta “la Pequeña Hija de la Divina Voluntad”:

Estaba pensando, cuando mi dulce Jesús, para dar comienzo a su dolorosa pasión, quiso ir a pedirle a su Madre la bendición, y Jesús bendito me ha dicho: “¡Hija mía, cuántas cosas dice este misterio! Quise ir a pedirle la bendición a mi Madre querida, para darle ocasión de que también Ella Me la pidiera. Eran demasiados los dolores que tenía que soportar y era justo que mi bendición la reforzase. Yo acostumbro a pedir cuando quiero dar. Y mi Mamá Me comprendió enseguida, tan es así que no Me bendijo, si no cuando Me pidió mi bendición, y después de haber sido bendecida por Mí Me bendijo Ella.

La Santidad de María: lo que Jesús es por naturaleza propia, María lo es por gracia

De los Escritos de Luisa Piccarreta “la Pequeña Hija de la Divina Voluntad”:

Lo que Jesús es por naturaleza propia, María lo es por gracia.

… Después he mirado su bellísimo Rostro y en mi interior sentía un contento indescriptible, y dirigiéndome a El he dicho: “Dulcísimo Amor mío, ¡soy yo y siento un gusto tan grande al contemplarte! ¿Qué gusto habrá sentido nuestra Mamá y Reina, cuando Te encerraste en sus purísimas entrañas? ¿Cuáles gozos y gracias no le habrás concedido?”

“¡ Hágase la Luz !” – ideas y conceptos claros en los contenidos de la Fe, sobre todo en este tiempo de confusión y de extravío espiritual

Es necesario tener ideas y conceptos claros en los contenidos de la Fe, sobre todo en este tiempo de confusión y de estravío espiritual. Con Dios digamos ahora “Hágase la luz”, por amor a la Verdad, porque en la oscuridad, en la ambigüedad, en la niebla está el engaño y la insidia del “padre de la mentira”.

1 –“Sabed que Dios es DIOS”. Hay un solo Dios. Y Dios es Tres Personas, no cuatro.

“Al Señor tu Dios adorarás y a El sólo servirás”, dijo Jesús al tentador.

El prodigio del Nacimiento de Jesús

De los Escritos de Luisa Piccarreta “la Pequeña Hija de la Divina Voluntad”:

Encontrándome en mi habitual estado, me he sentido fuera de mí misma. Después de dar una vuelta me he hallado dentro de una cueva y he visto a la Mamá Reina, en el acto de dar a luz al Niño Jesús. ¡Qué extraordinario prodigio! Me parecía que tanto la Madre cuanto el Hijo se hubieran transformado en luz purísima, pero en esa luz se veía muy bien la naturaleza humana de Jesús, que contenía en sí a la Divinidad y le servía como de velo para cubrirla, de tal modo que, rasgando el velo de su naturaleza humana era Dios y cubierto con ese velo era hombre, y he aquí el prodigio de los prodigios: Dios y hombre, hombre y Dios, que sin dejar al Padre y al Espíritu Santo viene a habitar con nosotros tomando carne humana, porque el verdadero amor no permite jamás separación.

El incomparable milagro de la Inmaculada Concepción de la Reina del Cielo

Lección de la Reina del Cielo:

Hija mía, escúchame, es mi Corazón materno que tanto te ama y que quiere derramarse en ti. Has de saber que te tengo escrita aquí en mi Corazón y te amo como verdadera hija, pero siento un gran dolor porque no te veo semejante a Mí. ¿Y sabes qué es lo que nos hace desemejantes? Ah, es tu voluntad, la cual te quita la frescura de la gracia, la belleza que enamora a tu Creador, la fortaleza que todo lo vence y soporta y el amor que todo lo consume. En suma, no es aquella Voluntad que anima a tu Mamá Celestial. Has de saber que Yo conocí mi voluntad humana sólo para tenerla sacrificada en homenaje a mi Creador. Mi vida fue toda de Voluntad Divina: Desde el primer instante de mi Concepción fui plasmada, inflamada y puesta en su luz, la cual purificó mi germen humano con su potencia y quedé concebida sin mancha original.