La llamada a la criatura al orden, a su puesto y la finalidad para la que fue creada por Dios

Nuestro Señor, dando El mismo el título al libro que se debe publicar  sobre su Voluntad (los escritos de Luisa), dice y explica su finalidad

De los Escritos de Luisa Piccarreta “la Pequeña Hija de la Divina Voluntad”:

Encontrandome en mi estado habitual, mi siempre amable Jesús me hacía ver al reverendo Padre que debe ocuparse de la publicación de los escritos sobre la Adorable Voluntad de Dios, y Jesús, poniendose a su lado, le decía: “Hijo mio, el título que darás al libro que publicarás sobre mi Voluntad será este

 «EL REINO DE MI DIVINA VOLUNTAD EN MEDIO DE LAS CRIATURAS.  LIBRO DE CIELO.  LA LLAMADA A LA CRIATURA AL ORDEN, A SU PUESTO Y A LA FINALIDAD PARA LA QUE FUE CREADA POR DIOS».

 Ves, también el título quiero que corresponda a la gran obra de mi Voluntad. Quiero que la criatura comtome que su puesto, dado por Dios, está en mi Voluntad, y que mientras no entre en Ella estará sin puesto, sin orden, sin finalidad; será un intruso en la Creación, sin ningún derecho, y por eso irá errante, sin paz, sin herencia, y Yo, movido a compasión por él, le gritaré continuamente: «Entra en tu puesto, ven al orden, ven a tomar tu herencia, a vivir en tu casa. ¿Por qué quieres vivir en casa extraña? ¿Por qué quieres ocupar un terreno que no es tuyo? Y no siendo tuyo vives infelíz y eres el siervo y la burla de todas las cosas creadas.

Todas las cosas creadas por Mí, estando en su puesto, estan en orden y en perfecta armonía, con toda la plenitud de los bienes que Dios les dio. Sólo tú quieres ser un infelíz, pero con infelicidad voluntaria. Por eso, ven a tu puesto; ahí te llamo y te espero». Por eso, aquel o aquella que se preste a hacer conocer mi Voluntad será mi portavoz, y Yo le confiaré los secretos de su Reino”.

A continuación hacía ver toda la Creación, cómo todas las cosas creadas estan en su sitio querido por Dios, y por consiguiente en el orden perfecto y en la completa armonía entre ellas. La Suprema Voluntad, al estar todas en su lugar, mantiene su existencia íntegra, bella, fresca y siempre nueva, y el orden da la felicidad común y la fuerza universal a todas. ¡Qué encanto ver el orden, la armonía de toda la Creación! Y Jesús, tomando de nuevo la palabra, ha añadido:

Hija mía, ¡qué bellas son nuestras obras! Son nuestro honor y nuestra gloria perenne. Todas estan en su puesto y cada cosa creada cumple perfectamente su oficio. Sólo el hombre es nuestro deshonor en nuestra obra de la Creación, porque al sustraerse a nuestra Voluntad camina con la cabeza por el suelo y los pies en el aire. ¡Qué desorden!

¡Qué desorden! Es disgustoso verlo. Caminando cabeza abajo, se arrastra por tierra, se trastorna todo, se transforma; a la vista le falta el espacio necesario para ver, no puede mirar lejos en el espacio para conocer las cosas, ni defenderse si el enemigo lo tiene a la espalda, ni hacer mucho camino, porque, pobrecito, con la cabeza se tiene que arrastrar, no caminar, porque el oficio de caminar es de los pies, el de la cabeza es dominar. De manera que hacer la propia voluntad es la verdadera y perfecta vuelta de campana del hombre, el desorden de la familia humana. Por eso me interesa tanto que mi Voluntad sea conocida, para que vuelva a su lugar, no se siga ya arrastrando cabeza abajo, sino que camine con los pies; no sea más el deshonor mío y suyo, sino mi honor y el suyo. Míra tú misma: ¿no se ven feas las criaturas, viendolas caminar con la cabeza por tierra? ¿No te disgusta a tí también verlas tan desordenadas?”  (27.08.1926)

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