“La Fe es Dios”. ¿Qué es la verdadera Fe?
Necesidad de la Fe
“Sin la fe es impossible ser aceptados por Dios; pues quien se acerca a El debe creer que El existe y que recompensa a aquellos que lo buscan” (Heb 11,6).
La mayor parte de las cosas que sabemos de nosotros mismos y del mundo que nos rodea, no las sabemos por haber llegado personalmente a descubrirlas, sino porque nos las han transmitido otros a a los cuales hemos creído: nuestros padres, nuestros maestros, los libros, la televisión, un periódico… Y Dios, que habría podido instruirnos personalmente en las verdades que se refieren a El y a nosotros, ha querido hacerlo mediante la Revelación que ha hecho a otros en la historia y que nos ha llegado garantizada por medio de la Iglesia: testigos humanos fieles, dignos de todo crédito, al alcance de toda honesta investigación racional.
“La fe es la base de las cosas que se esperan y prueba de las que no se ven. Por medio de esa fe los antiguos recibieron un buon testimonio. Por la fe sabemos que los mundos fueron creados por la palabra de Dios, de tal modo que de cosas no visibles ha tenido origen lo que se ve” (Heb 11,1-3).
¿Qué es la Fe?
Seguramente las palabras “fe” y “creer” son de las más abundantes en la Sagrada Escritura. El Nuevo Testamento las nombra respectivamente 242 y 243 veces.
Para decirlo sencillamente, la verdadera Fe es como dejarse tomar de la mano por Dios, como un niño, y dejarse llevar por El. Es estar seguros de El, seguros de su Bondad, de su Omnipotencia, de su Sabiduría, de su Amor. Eso es dar honor a Dios, es adorarlo, es glorificarlo. Eso es ser y querer ser totalmente suyos y saber que es totalmente nuestro y así sentirlo. Eso es comunión con El… De esa forma es tener acceso a su infinita Sabiduría, es tomar parte en su Omnipotencia, es experimentar su Amor… Es como dice San Pedro: “Sin haberlo visto, lo amais y sin verlo creeis en El y por eso estais llenos de alegría indecibile y gloriosa” (1ᵃ Pe 1,8). Por eso es lo primero, es indispensable para poder agradar a Dios y poder acercarnos a El (Heb 11,6). Es la primera y la última bienaventuranza del Evangelio, que contiene en sí a todas las demás, las cuales se explican sólo con la Fe: “Dichosa tú porque has creído…”, dijo Isabel a María (Lc 1,14); “Dichosos los que crean sin haber visto”, dijo el Señor al Apostol Tomás (Jn 20,29).
Condición que requiere la Fe
¿Por qué decimos “la verdadera” Fe? Porque no hay nadie que no crea en algo, y cuando no se cree en Dios se cree en tonterías. La luz es un don de Dios, que nos da tambien los ojos, pero abrirlos o cerrarlos depende de nosotros: es decir, la Fe es dada como gracia, es iniciativa de su Amor, pero acogerla depende de la buena voluntad del hombre. Por eso, “con el corazón se cree para obtener la justicia (para ser justificados por Dios) y con la boca se manifiesta la fe para alcanzar la salvación” (Rom 10,10).
La Fe, según enseña el Señor en los Escritos de Luisa Piccarreta
«…Jesús me ha dicho estas precisas palabras: “La Fe es Dios”. Estas dos palabras contenían una luz inmensa, que es imposible explicar; pero como pueda las digo. En la palabra “fe” comprendía que la fe es Dios mismo. Como el alimento material da vida al cuerpo para que no muera, así la fe da la vida al alma; sin la fe el alma está muerta. La fe vivifica, la fe santifica, la fe espiritualiza al hombre y le hace que tenga la mirada dirigida a un Ser Supremo, de tal modo que nada conoce de las cosas de acá abajo, y si las conoce, las conoce en Dios» (28-02-1899).
“Hija mía, todas las cosas tienen su origen en la fe. El que es fuerte en la fe es fuerte en el sufrir. La fe hace encontrar a Dios en todo lugar, lo descubre en cada acción, hace tocarlo en cada movimiento, y cada nueva ocasión que se presenta es una nueva revelación divina que recibe la criatura. Por eso, sé fuerte en la fe, que si eres fuerte en ella, en todos los estados y situaciones la fe te suministrará la fortaleza y te hará que estés siempre unida a Dios.” (20-03-1904)
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