La finalidad de todas las obras de Dios, la Creación y la Redención, es que el hombre viva en el Querer Divino
De los Escritos de Luisa Piccarreta “la Pequeña Hija de la Divina Voluntad”:
La Divina Voluntad viene a reinar
“… Cuando el alma por a un lado su voluntad, no dandole ni siquiera un acto de vida, mi Voluntad es la dueña en el alma, reina, manda e impera; se siente como si estuviera en su casa, es decir, como en mi Patria Celestial. Por lo tanto siendo casa mía soy el dueño, dispongo, pongo de lo mío, porque como habitación mía puedo poner lo que quiero y hacer lo que quiero, y recibo el más grande honor y gloria que la criatura mi puede dar. Por el contrario, quien quiere hacer su voluntad se hace dueño, dispone, manda, y mi Voluntad está como una pobre extraña, no tenida en consideración y hasta despreciada. Quisiera poner de lo mío, pero no puedo, porque la voluntad humana no quiere cederme el puesto; incluso en las mismas cosas santas quiere ser el que manda, y Yo no puedo poner nada de lo mío. ¡Qué mal me encuentro en el alma que hace reinar su uoluntad!
(…) Mi Voluntad viene del Cielo para habitar en las almas, y en vez de dejarme ser el dueño me tienen como un extraño desamparado. Pero mi Voluntad no se va, a pesar de que me tengan como un extraño: sigo en medio de ellos esperando, para darles mis bienes, mis gracias y mi santidad”. (08.02.1925)
La finalidad de todas las obras de Dios, la Creación y la Redención, es que el hombre viva en el Querer Divino
“…El cumplimiento de la obra de la Creación era que el hombre cumpliera en todo nuestra Voluntad, la cual tenía que ser la vida, el alimento, la corona de la criatura, y como no es así todavía, la obra de la Creación aún no está cumplida, y ni Yo puedo descansar en ella, ni ella en Mí; me da siempre que hacer y Yo anhelo ese cumplimiento y descanso. Por eso tanto amo y quiero que se conozca el modo de vivir en mi Querer; nunca podré decir que la obra de la Creación y Redención está cumplida, si no tengo todos los actos de la criatura, que como un lecho se extiendan en mi Querer para darme descanso. Y Yo, ¿qué descanso bello no le daré, al verla regresar en alas de nuestra Voluntad, con el sello del cumplimiento de la Creación? Mi seno será su lecho.
Por eso, no hay cosa que Yo haya hecho que no tenga como primer fin que el hombre tome posesión de mi Querer y Yo del suyo. En la Creación esa fue mi primera finalidad. En la Redención lo mismo. Los sacramentos instituidos, todas las gracias concedidas a mis santos, han sido semillas, medios para poder llegar a esta posesión de mi Querer. Por eso, no faltes a nada de lo que quiero en mi Voluntad, ya sea escribiendo, ya sea con la palabra, ya sea con las obras. Sólo de ésto puedes conocer que es lo más grande, lo más importante, lo que más me interesa, el vivir en mi Querer: por tantos preparativos que lo han precedido.
¿Y quieres saber tú dónde fue sembrada esta semilla de mi Querer? En mi Humanidad. En ella germinó, nació y creció. Por tanto en mis llagas, en mi sangre se ve esta semilla, que quiere trasplantarse en la criatura, para que ella tome posesión de mi Voluntad y Yo de la suya y para que la obra de la Creación vuelva al principio, como salió, no sólo por medio de mi Humanidad, sino también de la misma criatura. Serán pocas; aunque fuera una sola. ¿Y no fue uno solo el que, saliendose de mi Querer, desfiguró y rompió mis planes y destruyó la finalidad de la Creación? Así una sola puede repararla y realizarla en su finalidad. Pero mis obras nunca quedan aisladas; por tanto tendré el ejército de las almas que vivirán en mi Querer, y en ellas tendré la Creación reintegrada toda bella y hermosa, como salió de mis manos. De lo contrario no tendría tanto interés de darla a conocer”. (11.09.1922)
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