El fin primario de todo lo que Jesús y María hicieron en la Redención fue obtener el Reino de la Divina Voluntad en la tierra

El fin primario de todo lo que Jesús y María hicieron en la Redención fue obtener el Reino de la Divina Voluntad en la tierra.

Jesús dice a Luisa: “Hija mía, de todo lo que hizo mi Madre y de todo lo que hice Yo en la Redención, la finalidad primaria fue que mi ‘Fiat’ reinase en la tierra. No habría sido decoroso, ni verdadero amor, ni magnanimidad grande, ni mucho menos obrar como el Dios que soy, si viniendo al mundo quisiera y tuviera que dar a las criaturas la cosa más pequeña, como son los medios para salvarse, y no la cosa más grande, como es mi Voluntad, que contiene no sólo los remedios, sino todos los bienes posibles que hay en el Cielo y en la tierra; no sólo la salvación y la santidad, sino esa santidad que la eleva a la misma Santidad de su Creador. Oh, si tú pudieras penetrar en cada oración, acto, palabra y pena de mi inseparable Madre, hallarías dentro el ‘Fiat’ que Ella suspiraba y suplicaba…

(…) ¿Es que no llamé y elegí a mi Madre estando en mi Patria Celestial? Así te he llamado y te he elegido a tí con esa misma potencia a la que nadie puede resistir, para el suspirado ‘Fiat’, es más, te digo que para obtenerlo, tú tienes a tu disposición cosas más grandes y más importantes que las que tuvo mi Madre querida. Por eso tú eres más dichosa, porque Ella no tuvo una mamá, ni sus obras, como ayuda para obtener el suspirado Redentor, sino sólo el cortejo de los actos de los profetas, de los patriarcas y de los buenos del Antiguo Testamento y los grandes bienes previstos del futuro Redentor, mientras que tú tienes una Mamá y todas sus obras como ayuda, tienes las ayudas, las penas, las plegarias y la misma Vida, no prevista, sino efectuada, de tu Redentor; no hay bien ni oración que haya sido hecha y que se haga en la Iglesia que no esté contigo, para ayudarte a obtener el suspirado ‘Fiat’. Y puesto que el fin primario de todo lo que ha sido hecho por Mí, por la Reina del Cielo y por todos los buenos era el cumplimiento de mi Voluntad, por tanto todo está contigo para pedir que la finalidad sea alcanzada. Por eso sé atenta, Yo estaré contigo, también mi Madre; no estarás sola suspirando el triunfo de nuestra Voluntad”. (19°, 28-3-1926)

Jesús trató sólo con María la Redención y, después de realizar todo en Ella, se dió a los demás.

“… Hija mía, es mi costumbre que el orden de mi eterna Sabiduría manifieste mis obras más grandes primero a una sola alma, para concentrar en ella todo el bien que mi obra contiene y resolverla con ella a solas, como si ninguna otra existiera. Y cuando he hecho todo, de forma que puedo decir que he completado del todo mi obra en ella, tanto que nada le debe faltar, entonces la hago correr como un inmenso mar en favor de las demás criaturas. Eso hice con mi Madre Celestial. Primero traté con Ella de tú a tú la Obra de la Redención; ninguna otra criatura sabía nada de ello. Ella se dispuso a todos los sacrificios, a todos los preparativos necesarios para hacerme bajar del Cielo a la tierra. Hice todo como si fuera la única redimida; pero después de haberme dado a luz, de tal forma que todos podían verme y tomar los bienes de la Redención, Me dí a todos, con tal que quisieran recibirme. Así será de mi Voluntad: cuando haya completado todo en tí, de tal manera que mi Voluntad triunfe en tí y tú en Ella, entonces correrá como agua para bien de todos; pero hace falta hacer la primera alma para tener las demás”. (17°, 25-6-1925)

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