Cristo Rey viene a reinar en nuestros corazones
De los Escritos de Luisa Piccarreta “la Pequeña Hija de la Divina Voluntad”:
“Mi propio reino estuvo en el corazón de mi Madre, y esto porque su corazón no fue jamás ni mínimamente turbado, tanto, que en el mar inmenso de la Pasión sufrió penas inmensas, su corazón fue traspasado de lado a lado por la espada del dolor, pero no recibió ni un mínimo aliento de turbación. Por eso, siendo mi reino un reino de paz, pude extender en Ella mi reino, y sin encontrar ningún obstáculo pude libremente reinar.” (04.07.1899)
“La corona de espinas significa que no hay gloria y honor sin espinas, que no puede haber jamás dominio de pasiones, adquisición de virtudes, sin sentirse pinchar hasta dentro de la carne y el espíritu, y que el verdadero reinar está en el donarse a sí mismo, con las pinchaduras de la mortificación y del sacrificio; además estas espinas significaban que verdadero y único Rey soy Yo, y sólo quien me constituye Rey del propio corazón goza de paz y felicidad, y Yo la constituyo reina de mi propio reino. Además, todos aquellos ríos de sangre que brotaban de mi cabeza eran tantos riachuelos que ataban la inteligencia humana al conocimiento de mi supremacía sobre ellos.” (12.10.1903)
“Continuando mi habitual estado, el bendito Jesús ha venido en acto de regir y dominar todo, de reinar con la corona de rey en la cabeza y con el cetro de mando en la mano, y mientras lo veía en esta actitud me ha dicho, pero en latín, por lo que yo lo digo según he entendido: “Hija mía, Yo soy el regidor de los reyes y señor de los dominadores, y sólo a Mí me corresponde este derecho de justicia que me debe la criatura, y que no dándomelo, me desconoce como Creador y dueño de todo.”
Y mientras esto decía, parecía que tomaba en un puño el mundo y lo agitaba de arriba a abajo para hacer que las criaturas se sometieran a su régimen y dominio. Y al mismo tiempo veía también cómo nuestro Señor regía y dominaba mi alma con una maestría tal, que me sentía toda abismada en Él, y de Él partía el régimen de mi mente, de los afectos, de los deseos, así que entre Él y yo había tantos hilos eléctricos, que todo dirigía y dominaba.” (05.08.1904)
“Hija mía, mi centro sobre la tierra es el alma que hace mi Voluntad. Mira, el sol sobre la tierra expande su luz por todas partes, pero él tiene su centro. Yo en el Cielo soy vida de cada uno de los bienaventurados, pero tengo mi centro, mi trono; así en la tierra me encuentro por todas partes, pero mi centro, el lugar donde erijo mi trono para reinar, mis carismas, mis complacencias, mis triunfos, y mi mismo corazón palpitante, todo Yo mismo, se encuentra todo como en su propio centro en el alma que hace mi Santísima Voluntad. Tan fundida está Conmigo esa alma, que se hace inseparable de Mí, y toda mi Sabiduría y mi Potencia no saben encontrar medios cómo separarse mínimamente de ella.” (10.04.1914)
“Ahora, el vivir en mi Querer no es sólo salvación, sino es santidad que debe elevarse sobre todas las demás santidades, que debe llevar el sello de la Santidad de su Creador, por eso debían primero venir las santidades menores como cortejo, como precursoras, como mensajeras, como preparativos de esta Santidad toda Divina. Y así como en la Redención elegí a mi inigualable Madre como eslabón de unión conmigo, del cual debían descender todos los frutos de la Redención, así te he elegido a ti como eslabón de unión, del cual debía tener principio la Santidad del vivir en mi Querer, y habiendo salido de mi Voluntad para traerme la gloria completa del fin por el cual fue creado el hombre, debía retornar sobre el mismo camino de mi Querer para volver a su Creador.
¿Cuál es entonces tu asombro? Estas son cosas establecidas ‘ab eterno’ y nadie me las podrá cambiar. Y como la cosa es grande, es establecer mi reino en el alma aún en la tierra, he hecho como un rey cuando debe tomar posesión de un reino, él no va primero, sino que antes se hace preparar la morada real, después envía a sus soldados a preparar el reino y a disponer a los pueblos a que se sujeten, después siguen las guardias de honor, los ministros y el último es el rey, esto es decoroso para un rey. Así lo he hecho Yo, me he hecho preparar mi morada real, que es la Iglesia; los soldados han sido los santos para hacerme conocer por los pueblos; después han llegado los santos que han sembrado milagros como mis ministros más íntimos y ahora como rey vengo Yo para reinar, por lo que debía elegir un alma donde hacer mi primera morada y fundar este reino de mi Voluntad. Por eso hazme reinar y dame plena libertad.” (03.12.1921)
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